Decididamente no se puede
estar en misa y repicando.
Llegamos a Martín Muñoz de
las Posadas sobre las 10 de
la mañana, una mañana con un
tiempo dibujado, y nos
estaba esperando, en esa
preciosa Plaza Mayor,
nuestro cicerone Juan José
Alonso Gallego.
|
nos estaba esperando, en
esa preciosa Plaza
Mayor, nuestro cicerone
Juan José Alonso
Gallego |
Yo iba dispuesto a hacer
unas fotos, vamos, que no
pensaba parar de hacerlas ni
un minuto, pero en ese
primer momento, Juan José
empezó a contarnos los
orígenes de Martín Muñoz de
las Posadas, y al oir las
explicaciones que daba no
tuve más remedio que sacar
papel y lápiz – que también
llevo siempre por si las
moscas – y apuntar, a
vuelapluma, lo que nos
contaba.
|
Foto de familia antes de
empezar la visita |
Apuntar en la libretilla y
hacer fotos a la vez, es
imposible, (no se puede
estar en misa y repicando)
por lo que tras dos o tres
intentos de “coger apuntes”
y no hacer fotos, decidí que
tenía que elegir.
Y me dediqué a hacer fotos,
por dos motivos
fundamentales; a saber; el
primero que nuestro amigo
Fabio era de la partida y
por tanto teníamos crónica
de lujo asegurada y,
segundo, que creo que se me
da mejor hacer fotos que
escribir crónicas, aunque en
eso de la fotografía la
"competencia" es feroz.
|
nuestro amigo Fabio era
de la partida y por
tanto teníamos crónica
de lujo asegurada |
|
aunque en eso de la
fotografía la
"competencia" es feroz |
De lo poco que apunté, os
dejo estas pinceladas, que
puede que no sean del todo
correctas, por lo que pido
perdón anticipado. Es
público y notorio que no
todo lo que sale en Internet
es verdad verdadera y este
blog no va a ser distinto …
Martín Muñoz de las Posadas
data del siglo XI, en época
de reconquista, siéndole
adjudicado al lugarteniente
de El Cid, llamado Martín
Muñoz, estos territorios, el
cual pone su nombre a la
principal población del
mismo.
Lo del apellido, las
Posadas, viene más tarde.
Su emplazamiento, a medio
camino entre Valladolid
–donde en su día estuvo
la Corte- y
Madrid supuso descanso
obligado de los nobles en
sus traslados de una a otra
localidad, y descanso de las
caballerías, por lo que
puede que de ahí le llegue
lo de las Posadas.
La otra opción es que el
sexmo dominante fue el de
las Posaderas.
El siguiente hecho relevante
fue el nacimiento en 1513 de
Diego de Espinosa y de
Arévalo (apellido, no
procedencia, que enseguida
nos apuntamos los goles …)
gran benefactor de la villa,
y de los monumentos que
fuimos a ver, esto es, el
Palacio de Espinosa y la
iglesia de Nuestra Señora de
la Asunción.
Nos encontramos, sigue
contándonos Juan José, en
esta magnífica plaza, que
también se la “debemos” al
Cardenal Diego de Espinosa
(y de Arévalo … pensé yo) ya
que consiguió que el Rey
concediera a Martín Muñoz
una Feria Franca (libre de
impuestos) de 3 semanas de
duración, por lo que fue
necesario la “construcción”
de una plaza amplia.
En este punto yo ya dejé la
libreta y cogí la cámara ...
La visita empezó por el
Palacio de Espinosa, donde
nos reunimos ante su
señorial entrada, con sus
columnas, escudos y
esculturas, que representan
– de esto si me acuerdo – a
la fe y a la justicia, con
el escudo del Rey en el
medio.
|
donde nos reunimos ante
su señorial entrada |
|
que representan - de eso
si me acuerdo - a la fe
y a la justicia, con el
escudo del Rey enmedio |
La construcción del palacio
es contemporánea a la
construcción del Monasterio
del Escorial, por lo que
tanto estilo como materiales
son similares, para que lo
entendamos, nos dice Juan
José, es como si el
constructor, a la vez que se
hizo su casa principal, el
Monasterio, se hizo su
casita en las afueras, el
Palacio.
Palacio con dos torres, algo
inédito en esa época.
El Rey autorizó al Cardenal
la construcción de una
torre, pero se construyeron
dos.
Al preguntar el Rey al
Cardenal el motivo de su
“desobediencia” la
contestación fue clara; una
torre porque la mandó usted
y la otra porque la mandé
yo.
|
Una torre porque la
mandó usted y otra torre
porque la mandé yo |
Entramos en el Palacio y la
cámara de fotos volvió a ser
la dueña de la situación, y
lo fue durante todo el rato
que estuvimos dentro.
Al poco de entrar el el
Palacio, Juan José ya me
había preguntado mi nombre,
porque pronto intuyó que me
iba a tener que llamar en
varias ocasiones para ir
abandonando los lugares que
nos mostraba.
|
me iba a tener que
llamar en varias
ocasiones para ir
abandonando los
lugares |
Tras el Palacio, visita a la Iglesia de Nuestra Señora de
la Asunción,
donde me “perdí” la
explicación previa a la
entrada aunque me quede con
la copla de que ha sido
construida en distintas
épocas y ha tenido
posteriores reformas
(sillerías, ladrillos, tres
puertas … en fin palabras
sueltas que no ayudan a
llenar la crónica)
Si cuando entramos en el
Palacio las cámaras tomaron
en mando no os quiero ni
contar lo que pasó al entrar
en la Iglesia.
Antiguas pinturas en las
paredes y unas tallas, de
San Sebastián, un Cristo
Yacente, una ”pareja” que
parece que estaban algo
desubicadas, … y todavía no
habíamos entrado en la
iglesia
|
San Sebastián, Patrón de
Martín Muñoz de las
Posadas |
Ya dentro, que deciros, una
altura descomunal, un
Retablo Mayor al que se te
van los ojos, retablos
“menores” por doquier, la
pila bautismal dulcemente
iluminada, resguardada por
unas rejas de madera dignas
de ser fotografiadas, la
presencia del Cardenal
Espinosa, vamos, la
escultura de alabastro que
le representa …. en fin un
suma y sigue y por si eso
fuera poco, la guinda, el
cuadro de El Greco, “La Crucifixión” o “El Calvario”,
según pinches en una u otra
página en Internet. Como
Juan José se postula por “La
Crucifixión”,
yo me quedo con ese nombre.
|
ya dentro, que deciros
... |
|
la pila bautismal,
dulcemente iluminada |
Para mayor alegría de mis
ojos, Juan José nos anuncia
que vamos a subir al coro,
donde quedan los restos de
lo que fue un órgano, se ve
de cerca la vidriera que
representa a Dios y de
lejos, pero con esa
perspectiva que solo te da
los coros de las iglesias,
el Altar Mayor.
|
la vidriera que
representa a Dios |
|
pero con esa perspectiva
que solo te da los coros
de las iglesias, el
Altar Mayor |
Cuando comenta la
posibilidad de subir a la
torre mis pulsaciones se
aceleran, pero al ser muchos
los visitantes decide
dejarlo par mejor ocasión.
Las pulsaciones, otra vez a
su normalidad.
Tras la visita, un café
reparador, del que no puedo
opinar sobre su coste, como
hace Fabio en su crónica,
gracias a la invitación de
Juan Antonio.
|
Tras la visita, un café
reparador |
Hacer fotos dentro de la
cafetería era complicado –
aunque alguna “vi” – por lo
que aproveché para
preguntarle a Juan José
sobre el motivo de la
presencia del cuadro del
Greco en Martín Muñoz de las
Posadas, algo que ya había
contado dentro de la
iglesia, pero que yo no
había escuchado por estar a
otros menesteres.
Resulta que el sacerdote
pintado en el cuadro era
natural de Navalperal,
pequeño pueblo cercano a
Martín Muñoz de las Posadas
ya desaparecido, y era el
sacerdote de la Iglesia de Santo Tomé en Toledo, en
la época en la que El Greco
pintó “El entierro del Conde
Orgaz”. La amistad entre
ellos hizo que le regalara
ese cuadro y este lo donó a
la iglesia de su pueblo. Al
desaparecer Navalperal – la
peste o las termitas
acabaron con él según las
dos hipótesis más extendidas
– los bienes pasaron a
Martín Muñoz y por eso hoy
vemos el cuadro en
la Iglesia
de la Asunción.
|
Resulta que el sacerdote
pintado en el cuadro era
natural de Navalperal |
Después del café a los
coches y a visitar las
casillas de el Navego, su
ermita y desde ahí, en un
paseo muy agradable, a las
ruinas del viejo molino y el
puente sobre el río Voltoya.
|
visitar las casillas de
el Navego |
|
su ermita
|
|
y desde ahí, en un paseo
muy agradable, a las
ruinas del viejo molino |
Más fotos, mas charlas,
tortilla, pastas y vino, y
vuelta a desandar lo andado.
Últimas parrafadas antes de
despedirmos e inciar camino
a Arévalo.
|
Últimas parrafadas antes
de despedirmos |
|
Últimas parrafadas antes
de despedirmos |